Rompe los silos: Integración inteligente para negocios modernos

26/05/2025 Autor: Arizbé Ken 9 min de lectura
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Para tu cliente, no existe un “ecosistema digital”. Solo hay una marca. Una experiencia. Una expectativa: que todo funcione, sin importar dónde esté o cómo se conecte.

¿Tus sistemas no se hablan entre sí? No estás solo. Muchas organizaciones operan con una mezcla de plataformas heredadas y soluciones modernas que, en teoría, deberían trabajar juntas. Pero en la práctica, los datos no fluyen, los procesos se duplican y cada integración se vuelve un proyecto en sí mismo.

Mientras el negocio intenta avanzar con agilidad, la tecnología parece ir a otra velocidad. ¿La razón? Sistemas aislados que fueron útiles en su momento, pero hoy actúan como barreras invisibles para la innovación.

Los sistemas aislados son una fuente constante de frustración. Para el CEO, representan decisiones lentas, oportunidades perdidas y una experiencia de cliente inconsistente. Para el arquitecto de soluciones, son una maraña técnica difícil de escalar, donde cada nuevo requerimiento exige parches en lugar de soluciones.

La buena noticia: no es necesario derribar todo y empezar desde cero. La integración efectiva, entre sistemas heredados y tecnologías modernas, es posible. Pero requiere algo más que conectores: exige estrategia, visión a largo plazo y una arquitectura flexible capaz de evolucionar con el negocio.

¿Qué son los sistemas aislados o silos tecnológicos?

Los sistemas aislados, también conocidos como silos tecnológicos, son plataformas, aplicaciones o bases de datos que funcionan de forma independiente dentro de una organización, sin compartir información ni integrarse con otros sistemas clave del ecosistema digital.

Un sistema aislado puede ser un ERP que no se sincroniza con el CRM, una plataforma de eCommerce desconectada del inventario en tiempo real, o incluso una base de datos interna que no está disponible para las apps de atención al cliente. Cada uno tiene su lógica, su lenguaje y sus propias reglas… y ninguno “habla” con el otro.

Estos silos surgen, por lo general, cuando diferentes áreas o equipos adoptan soluciones tecnológicas por separado, sin una estrategia común de integración. El resultado es una arquitectura fragmentada, en la que cada sistema tiene sus propios datos, procesos y reglas, dificultando la colaboración entre departamentos, la automatización de flujos y la creación de experiencias coherentes para el usuario final.

¿Por qué seguimos atrapados en sistemas aislados?

Aunque los efectos negativos de los sistemas aislados son ampliamente reconocidos, muchas empresas siguen atrapadas en infraestructuras fragmentadas. ¿Por qué?

Hay tres argumentos que se repiten en la mayoría de las organizaciones:

“Ya invertimos demasiado en esta plataforma”: El costo hundido (el dinero, tiempo y recursos ya invertidos en una solución heredada) suele frenar cualquier iniciativa de cambio. Sin embargo, mantener una tecnología obsoleta puede costar más en el largo plazo que invertir en una integración o evolución estratégica.

“Mejor no tocar lo que ya funciona”: Muchas veces, el temor a que un cambio rompa algo esencial provoca inacción. Pero que un sistema “funcione” no significa que esté optimizado, seguro o alineado con los objetivos actuales del negocio.

“No tenemos una visión clara de hacia dónde vamos”: La falta de una hoja de ruta tecnológica unificada lleva a soluciones puntuales, desconectadas entre sí. En vez de construir un ecosistema, se terminan acumulando herramientas que no se integran entre sí.

Cada decisión de posponer una integración o mantener un sistema obsoleto suma a lo que se conoce como deuda técnica: el costo acumulado de hacer las cosas “rápido” en lugar de hacerlas bien. Con el tiempo, esa deuda se convierte en una carga que limita la capacidad de innovar, experimentar o escalar.

El entorno actual exige interoperabilidad constante

En un ecosistema digital moderno, ningún sistema opera de forma aislada. Los usuarios esperan experiencias fluidas y consistentes, sin importar si interactúan desde un sitio web, una app, una tienda física o un canal de mensajería. Y para lograr eso, los sistemas deben hablar entre sí.

Además, la proliferación de soluciones en la nube, arquitecturas headless y plataformas composables ha elevado el estándar: las organizaciones ya no pueden darse el lujo de operar con tecnologías que no se integren de forma ágil y segura. La interoperabilidad ya no es opcional: es la base de la competitividad digital.

Evaluar antes de actuar: ¿Qué tienes, qué necesitas?

Antes de iniciar cualquier esfuerzo de integración, por más urgente que parezca, es esencial entender con claridad el punto de partida. Muchas iniciativas fracasan no por falta de intención, sino por una visión incompleta del ecosistema tecnológico actual.

1. Mapear el ecosistema digital actual

El primer paso es construir un inventario detallado de los sistemas, plataformas y aplicaciones en uso. Esto incluye no solo las herramientas visibles (como un CMS o un ERP), sino también aquellas que están en segundo plano: integraciones personalizadas, scripts, bases de datos aisladas, soluciones legacy mantenidas por terceros, entre otras.

Este mapeo debe responder preguntas como: ¿Qué datos maneja cada sistema?, ¿Con qué otros sistemas interactúan?, ¿Qué procesos dependen de él? o ¿Qué tan crítico es para la operación?.

2. Identificar puntos de fricción y oportunidades

Con el mapa en mano, es más fácil detectar procesos duplicados o redundantes, información que se pierde o se retrasa en la transferencia, dependencias críticas que podrían representar un riesgo u oportunidades de automatización o eficiencia.

Aquí también se pueden priorizar las áreas con mayor impacto potencial en el negocio: por ejemplo, mejorar la integración entre ventas y atención al cliente podría tener beneficios más visibles que conectar sistemas internos de bajo uso.

3. ¿Integrar, reemplazar o encapsular?

No todos los sistemas heredados deben ser eliminados, pero tampoco todos deben ser integrados tal como están. Hay tres caminos posibles:

  • Integrar: Cuando el sistema sigue siendo útil y puede exponerse vía API o conectores.

  • Reemplazar: Cuando el sistema limita la operación, es costoso de mantener o representa un riesgo como la falta de soporte.

  • Encapsular: Cuando no se puede reemplazar de inmediato, pero se puede aislar su complejidad a través de una capa intermedia que lo conecte con el resto del ecosistema.

Esta decisión debe basarse en criterios técnicos, pero también estratégicos: ¿cómo contribuye este sistema a la visión futura del negocio?

4. Definir métricas para evaluar el éxito

Integrar por integrar no es la meta. Es importante establecer desde el inicio qué indicadores permitirán medir el impacto del proceso, tanto a nivel técnico como de negocio. 

Algunos ejemplos son la reducción en los tiempos de procesamiento de información, la disminución de errores manuales, una mayor visibilidad y trazabilidad de datos entre áreas o hasta una mejora en indicadores de satisfacción del cliente.

Antes de conectar sistemas o adoptar nuevas tecnologías, es fundamental tener una visión completa del ecosistema actual. Mapear lo que existe, entender qué lo hace valioso (o problemático), y anticipar los efectos de cada decisión técnica es lo que distingue una integración improvisada de una transformación sostenible.

Enfoques efectivos de integración

Cuando hablamos de integrar sistemas heredados con plataformas modernas, el miedo más común es “romper lo que ya funciona”. Pero existen enfoques que permiten avanzar con seguridad y visión a largo plazo, sin apagar el negocio ni iniciar una transformación desde cero.

Estas son cuatro estrategias que están funcionando en entornos digitales complejos:

Enfoques efectivos de integración
  • API-first & API gateways: convertir legados en servicios reutilizables

Una de las formas más efectivas de integrar lo heredado es exponer sus funciones clave como APIs. En lugar de forzar la conexión directa entre sistemas incompatibles, se crea una capa de servicios que permite que las aplicaciones modernas consuman funcionalidades del sistema legado de forma controlada, segura y reutilizable.

¿Y si el sistema no tiene APIs? Aquí entra en juego el uso de API gateways, herramientas que actúan como un intermediario inteligente entre las APIs internas y el mundo exterior. Permiten estandarizar el acceso, aplicar seguridad, gestionar versiones y monitorear el tráfico.

  • Middleware & orquestadores: el rol del ESB y las iPaaS modernas

Los middleware son capas intermedias que permiten que sistemas dispares se comuniquen entre sí sin estar directamente conectados. Históricamente, esto se hacía con ESB (Enterprise Service Bus), pero hoy muchas empresas optan por soluciones más ligeras y escalables como las iPaaS (Integration Platform as a Service).

Estas plataformas permiten automatizar flujos entre sistemas, transformar datos para que puedan ser entendidos por múltiples aplicaciones y reducir el tiempo de integración con conectores preconstruidos.

  • Arquitecturas orientadas a eventos: sistemas que reaccionan, no solo responden

En lugar de depender de solicitudes constantes entre sistemas, una arquitectura orientada a eventos permite que los sistemas se comuniquen en tiempo real cada vez que ocurre algo relevante: una compra, una actualización de inventario, una solicitud de servicio.

Este modelo reduce la dependencia directa entre sistemas, mejora la escalabilidad y permite responder más rápido a lo que sucede en el negocio.

  • Arquitectura Composable: construir soluciones flexibles, pieza por pieza

La arquitectura composable se basa en desarrollar soluciones como bloques modulares, que pueden integrarse fácilmente y adaptarse a medida que cambian las necesidades del negocio. Aquí, cada funcionalidad, ya sea el catálogo de productos, el checkout o el sistema de recomendaciones, se construye como un componente independiente, pero interoperable.

Este enfoque permite evolucionar partes del sistema sin afectar el todo, adoptar nuevas tecnologías sin migraciones forzadas y ganar velocidad o flexibilidad en la innovación.

Estas estrategias no son excluyentes. De hecho, en muchos proyectos exitosos se combinan: se encapsula un sistema heredado con una API, se conecta mediante una iPaaS y se incorpora en una Arquitectura Composable basada en eventos. 

Lo importante es tener una visión clara, alineada con los objetivos del negocio, y construir sobre una base que permita escalar sin bloquearse.

Casos de uso en una integración con impacto real

Los beneficios de una buena estrategia de integración no son solo teóricos. Estos son algunos ejemplos de empresas que enfrentaron el reto de conectar sistemas dispares y salieron fortalecidas:

  1. Walmart: integración para escalar operaciones omnicanal

Walmart necesitaba unificar su experiencia online y offline, pero operaba con múltiples sistemas heredados en sus tiendas físicas.

Solución:

  • Utilizó APIs internas para exponer capacidades de inventario, logística y precios.

  • Implementó una arquitectura de microservicios para escalar funcionalidades digitales sin tocar sistemas core.

  • Se apoyó en una plataforma de eventos para actualizar stock y órdenes en tiempo real.

Resultado:

  • Reducción significativa en tiempos de entrega y errores de inventario.

  • Base tecnológica para impulsar su estrategia de eCommerce y entregas rápidas (pickup, curbside, etc.).

2. Airbnb: evolución técnica sin desconectar el negocio

A medida que crecía, Airbnb enfrentaba limitaciones con un sistema monolítico que hacía difícil escalar sus funcionalidades.

Solución:

  • Reescribió gradualmente partes críticas en microservicios, mientras encapsulaba otras con APIs.

  • Usó una estrategia composable para desacoplar experiencias del frontend y backend.

  • Migró a una arquitectura event-driven para mejorar tiempos de respuesta y escalabilidad.

Resultado:

  • Mejor control sobre el despliegue de nuevas funciones.

  • Arquitectura más resiliente y adaptable al crecimiento global.

3. Nike: integración para acelerar su estrategia digital

Con sistemas legacy en retail y manufactura, Nike necesitaba modernizar rápidamente para vender directamente al consumidor.

Solución:

  • Adoptó un enfoque API-first para integrar sistemas internos con sus apps y ecommerce.

  • Usó un middleware de integración para sincronizar datos entre producción, inventario y canales digitales.

  • Migró a una Arquitectura Composable y en la nube para lanzar nuevos servicios de forma más ágil.

Resultado:

  • Disminución en el tiempo de lanzamiento de nuevos productos digitales.

  • Mayor control de la experiencia del cliente y datos centralizados.

4. American Express: modernización progresiva del core

Su plataforma central tenía décadas de antigüedad y no podía ser reemplazada de golpe.

Solución:

  • Crearon una capa de servicios API para exponer funcionalidades del core a nuevas apps.

  • Utilizaron automatización de pruebas y monitoreo continuo para reducir riesgos.

  • Iniciaron una migración gradual con Arquitectura Composable.

Resultado:

  • Mejor tiempo de respuesta a clientes en digital.

  • Capacidad de lanzar nuevas funcionalidades sin comprometer sistemas críticos.

Estos ejemplos muestran que no se trata de tener el stack perfecto, sino de usar herramientas modernas para construir puentes inteligentes entre lo que ya tienes y lo que el negocio necesita.

La integración no es un destino, es un camino evolutivo

La integración de sistemas no es una meta que se alcanza y se olvida. Es una disciplina continua que evoluciona junto con el negocio, sus necesidades y su ecosistema digital.

Los sistemas aislados generan fricción, duplican esfuerzos y restan agilidad. Pero romper esos silos no requiere derribar todo lo existente: se trata de construir puentes con inteligencia, visión y compromiso técnico.

Para los CEOs, el mensaje es claro: La inversión en arquitecturas abiertas, composables y orientadas a APIs no es un lujo técnico, sino una decisión estratégica que impacta directamente en la capacidad de innovar, escalar y competir.

Para los arquitectos, el desafío es diseñar pensando en lo que no se ve: La resiliencia de los sistemas, la escalabilidad del modelo y la claridad de las conexiones son lo que hará posible moverse rápido sin romper el negocio en el camino.

La tecnología moderna ya no opera en silos: conversa, se adapta y aprende. La integración efectiva no es un proyecto, sino una plataforma desde la cual todo lo demás es posible.


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